sábado, 2 de octubre de 2010

Sombras sobre Ostläger

Día V. Sesión del 1 de octubre de 2010

Derrotado el Bereskarn debilucho convencemos a Sindor que lo mejor es descansar esta noche y con las primeras luces dirigirnos al pequeño templo de las afueras (allá, en el Pico Xeado). Nos dirigimos a la posada, al entrar comprobamos que Mirkvin ha desaparecido, el muy ¡...!, Kritonis no estaba pendiente y cuando se dio cuenta el ebrio posadero se había colado por un pequeño, estrecho y oscuro pasadizo situado detrás de unos barriles de vino. Lo seguimos gateando durante unos metros y sin poder reaccionar Rédön-dêl se introduce en el fondo de lo que parece una letrina, el hedor es insoportable, fétido,.... Pero el rastro es claro, asciende por unas escaleras que nos conducen a la calle y tras un rato, sus huellas se desvanecen sin un rumbo definido.
Regresamos a la posada y hacemos un riguroso y exhaustivo registro, encontramos dos copas (una de oro con grabados de osos y otra de hierro), tres anillos (dos de oro y uno de plata) con ciertas propiedades mágicas, varios frascos (uno de ellos con veneno), una espada corta de bella factura, un amuleto con la cabeza de un lobo que vibra peligrosamente en presencia de Benethor y algo de dinero. Hecho ésto asignamos los turnos de guardia e intentamos descansar un poco.
Durante la primera guardia, la del joven Sindor, parecen sonar en la distancia unas campanadas, así que decide despertar al grupo por si acaso. Al acercarse a Benethor observa como éste se encuentra bañado en sudor y al intentar despejarlo casi es golpeado, las pesadillas que sufre cada vez son más intensas, en ésta se ve sentado en un trono dorado sobre una pila de cuerpos y cadáveres, a 5 metros del suelo, un torbellino de fuego le envuelve y quema, calcina y abrasa a hombres, mujeres y niños, mientras grita: "¡¡Vosotros me habéis obligado a hacerlo!!..." Una vez despierto, el grupo permanece atento a cualquier ruido, Rédön-dêl mientras otea el horizonte desde una ventana le parece ver como una onda expansiva se les acerca mientras el sol parece salir para luego esconderse tras una montaña, consternado se lo comunica a sus compañeros, que incrédulos lo toman por loco.
Templo de Wintin en "Pico Xeado"
La noche transcurre sin más sobresaltos, recogemos todo, preparamos a nuestras monturas y partimos hacia "Pico Xeado". Llegamos sin problemas, dejamos los caballos y por un "casual" encontramos el rastro de Mirkvin, sus "huellas de mierda" delatan su presencia, al parecer éste era su destino final. Notamos cierto aire gélido que nos atera de frío pero nos dirigimos igualmente al interior de la iglesia, Kritonis se hiere  la mano al abrir la helada puerta y en el interior nos encontramos con lo que parecen los aldeanos de Wintin congelados en retorcidas posturas cual estatuas de cristal. Avanzamos lentamente por el interior del templo, el frío es penetrante y la visión que tenemos ante nosotros es dantesca, según nos adentramos vamos escuchando un rumor que cada vez se hace más claro, sobre el altar está situado lo que parece, por sus ropajes y ademanes, un druída, realizando una especie de invocación. Asistimos hipertérritos como extrae una especie de hálito verde de un aldeano que poco a poco se va "congelando" como los que nos rodean y como transmite esa "energía" al espejo que bulle de actividad. Mientras todo ésto sucede, Berethor se retuerce arrodillado entre vómitos y estertores.
El druída, alertado por nuestra presencia, se gira hacia nosotros y nos suelta una perorata de tres pares sobre liberar un dios o volver a traerlo, todo a cambio de unas cuantas almas inocentes, entre las que cuenta las nuestras, algo en lo que no estamos nada de acuerdo. Sin tiempo a reaccionar conjura a una "sombra" que se encara con Sindor y al que, sorprendiéndole por la espalda, le mete "una nimia colleja"; a lo que nuestro joven y honorable guerrero responde con una hostia de pánico jamás contemplada de aquí a Ostläger en los últimos años. Los demás nos encaramos con el druída, al que reducimos inesperadamente de manera muy rápida aunque es Mirkvin, saliendo de entre las sombras, quien le da muerte definitivamente con su "navaja" de una manera inenarrable y no apta para menores.
Tras este combate singular nos quedamos cautivados con el espejo, una bella y etérea mujer nos habla desde el otro lado, estupefactos asistimos como, tras un breve diálogo con Sindor,  éste rompe el espejo y la libera, derribándonos con la explosión. Aturdidos vemos como se acerca "caminando por el aire" hasta Benethor y le susurra algo que los demás no escuchamos: "Gracias por haberme liberado, sobre todo a ti, Karno, Lady Shada no lo olvidará" (o algo así).
Todavía medio en trance nos parece escuchar en la lejanía un cuerno, una llamada de ayuda o de reunión, y no lo dudamos, todavía aletargados Rédön-dêl, Sindor y Berethor salen del templo y con sus monturas se dirigen camino a Wintin, parece que se ha entablado un combate que no se pueden perder. Pronto vislumbran los dos bandos, el Arl Dawyn, Sir Baldric y sus hombres se encuentran en clara desventaja numérica contra un enemigo que los está acosando en la plaza de la villa, Rédön-dêl desmonta antes y se encarga de los arqueros mientras Sindor y Benethor cargan a caballo contra el grueso de los atacantes, que al poco pierden esa ventaja numérica. Cuando comienzan una estratégica retirada aparece en escena su jefe que se deshace de Sindor sin aparentes problemas y al encararse con Benethor lo reconoce y perplejo le espeta: "Tú... No, a ti te matamos... Deberías estar muerto." y emprende la huída; pero Rédön-dêl parece reconocerlo a él, es Álindor, su hermano, aunque se lo calla y no lo comenta, es toda una sorpresa que ande por estos lares, pues debería estar más al norte según sus cálculos.
Una vez atendidos los heridos conversamos con el Arl para ver si sacamos algo en claro de todo lo que nos ha sucedido, por lo que escuchamos durante la refriega, estos hombres estaban a las órdenes de un Arl .... Rédön-dêl sabe que éstos en particular son los llamados "Cuervos antivanos", un grupo u orden de mercenarios y asesinos del reino de Antivo, mucho más al norte de lo que parece razonable.
El elfo sigue inquieto así que decide ver si es posible seguir el rastro de los Cuervos, aunque lo que busca es el de su hermano, tras un buen rato y cruzado ya el pequeño puente de piedra pierde las huellas en el frondoso bosque y allí llama a grito pelado a su hermano. Éste parece no aparecer y cuando va a iniciar el retorno a Wintin se presenta por la espalda, de su conversación solo podemos saber que se volverán a encontrar si ambos continúan con la misma gente y que Benethor es, enigmáticamente, el pasado.
Mientras ésto sucede, Sindor por un casual mientras se asean él y Benethor observa en la espalda de éste...
¿Qué hacen los Cuervos Antivanos por estas sombrías tierras? ¿Quién es el Arl Rendon Howe y qué quiere? ¿A quién hemos liberado de su cautiverio? y sobre todo ¿Quién es Berethor y por qué le llaman Karno? Tendremos que seguir jugando para averiguarlo... ¡¡Dios qué puta locura!!

2 comentarios:

  1. Te falta lo de las alas en forma de tatuajes tribales en la espalda de Berethor que comienzan a salirle sin que este lo sepa,y que vio Sindor por casualidad.
    Por lo demás todo muy bien expuesto.
    Esta que se sale la partida.

    ResponderEliminar
  2. Tienes razón... A ver si encuentro una manera que quede bien.

    ResponderEliminar