jueves, 21 de noviembre de 2013

Pueblo: El Hogar de los Valientes



“Sabe, oh príncipe , que entre los años de la Caída de la Serpiente cuando los océanos anegaron America y las relucientes ciudades , y el auge de los Hijos del Espacio, hubo una época soñada, donde las naciones se consumían poco a poco pero aun brillaban a través del mundo envenenado como estrellas moribundas - California y Texas cada una reclamando la bandera de Occidente. Y entre ellos surgieron grandes heroes que con fuertes pisadas lucharon contra los muchos Hijos de la Serpiente que moraban en las llamadas Tierras Envenenadas. "

Las Cronicas Hispanas


10 de Abril de 1950. Pueblo, Colorado (5 años después de la Caída de la Serpiente)  

La tarde empezaba a oscurecer y The Conner Inn, un edificio de dos pisos que funciona como salón y posada dentro de la empalizada que rodea la ciudad, empezaba a llenarse de gente deseosa de tomar una cerveza o cenar algo después de un duro día de trabajo. El lugar era amplio con unas grandes mesas redondas donde se jugaban partidas de poker, un reservado a un lado y al otro un pequeño escenario ocupada por un cantante que rasgueaba su guitarra y cantaba canciones country que recordaban tiempos mejores. El ambiente era sosegado y las “camareras” del lugar se acercan a los clientes por si alguno estuviera interesado en subir a las habitaciones del piso de arriba. Pero unos gritos burlones provenientes de una de las partidas de poker rompieron la tranquilidad y todas las miradas de los clientes se volvieron hacia allí. Y lo que vieron fue una mesa donde dos tipos con aspecto de pistoleros jugaban al poker y a la vez insultaban a otro de los jugadores, por su vestimenta un campesino pobre, y hacían comentarios acerca de su mujercita enferma sin que este respondiera a los improperios. Pero este tipo de hechos debía de ser normal ya que los habituales del lugar ignoraron la situación y volvieron a sus conversaciones. En ese momento dos hombres se acercaron a la mesa dispestos a averiguar lo que sucedía.

Forasteros, se escucho susurrar a los lugareños. Y ambos hombres lo parecían, uno de ellos, bien afeitado y peinado, vestía un poncho que tapaba una camisa y unos pantalones de color caqui que le daban porte militar, mientras el otro era todo lo contrario ya que sus ropas estaban muy gastadas y su aspecto, aunque de pinta peligrosa, era bastante desaliñado. Aunque no parecían conocerse bastaron un par de palabras del tipo de aspecto militar y la sola presencia del otro para que los comentarios despectivos de los matones cesaran, y no solo eso sino que uno de ellos abandono la partida cogiendo a una de las prostitutas por el brazo y llevándosela casi a rastras al piso de arriba. Después los dos forasteros se sentaron en la mesa y tras presentarse, Buck  el de aspecto de militar y Carter el otro, se pusieron a jugar al poker junto a Brade, el campesino,   un matón y un par de jugadores mas que se encontraban en la mesa.

Brade Smith buena persona pero algo lerdo

Un par de manos después y cuando parecía que la situación se había calmado se escucharon unos fuertes ruidos provenientes del piso de arriba, un chillido de una mujer y un portazo y a continuación la prostituta que había subido con el pistolero apareció en las escaleras totalmente desnuda, sangrando por un corte en un brazo y con cara de pánico y tras ella el hombre blandiendo un cuchillo y con cara de furia. Viendo esto Buck y Carter se levantaron y desenfundaron sus revólveres ante lo cual el otro pistolero que estaba junto a ellos levanto la mesa, esparciendo todas las fichas y cartas por el suelo en el proceso, intentando golpearlos con ella y desviar los posibles disparos. Pero con gran agilidad ambos esquivaron ese burdo ataque y mientras Carter lo derribaba de un tiro, Buck grito una advertencia al otro pistolero y al ver que este lo ignoraba y se disponia a clavar el cuchillo en el cuerpo de la indefensa muchacha, que había tropezado y caído al suelo, le voló la cabeza de un certero disparo.

A la derecha el Sheriff Carl L. Shitter
Tan repentino fue el tiroteo que termino antes incluso de que a los presentes les diera tiempo a tumbarse en el suelo y en unas rápidas zancadas Buck subió a por las escaleras para ayudar a la joven herida, a la cual aparto del cadáver del pistolero y acompaño a la habitación de la que había salido para taparla con una manta. La prostituta claramente alterada no dejaba de murmurar – Era de su banda y lo has matado. Palmer no nos perdonara – y a pesar de los intentos por calmarla no paraba de pronunciar esa letanía. En ese momento en el Saloon entro el Sheriff de Pueblo, Carl L. Sitter, un joven ex-marine y mano derecha del alcalde Crawford, acompañado por dos de sus ayudantes y tras observar la situación y averiguar que diablos había pasado allí procedió a pedir un sanitario para el pistolero herido y a detener a Carter y a Buck, que no opusieron resistencia, para llevarlos al calabozo y que pasaran allí la noche hasta que el día siguiente el juez pudiera ver el caso y hablar con los dos acusados.

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