Tras dejar la torre y la tumba de los Cuervos Celestiales, los pjs se encaminan rumbo al sur, adentrándose cada vez más en las desconocidas tierras de Korcari. Pronto, la yerma tierra fronteriza con Ferelden da paso a unos sucios y malolientes marjales donde cruzan viejos pueblos de extrañas edificaciones circulares abandonados hace mucho tiempo y habitados solo por huesos. Una de esas noches, mientras todos duermen excepto la guardia, escuchan un grito en la niebla. Un grito de mujer. Tras apurarse en poner armaduras, armas, etc, se dirigen a toda prisa hacia el lugar de donde creen que ha venido el grito. Allí se encuentran con una zona elevada sobre el pantano (a 1 metro o así). Una pequeña isla en la que parece haber 5 piedras clavadas de bastante tamaño (y con una extraña factura, como hecha a cortes) y una central, más octogonal y lisa, de un material más brillante y negro. A esa piedra central, hay una joven de extraños rasgos y largo cabello negro encadenada. Sus captores no son otros que 4 hombres cabra, 3 cultistas y una especie de mago o chamán que parecen estar ofreciendo un sacrifício a su oscuro dios. Sin pensarlo un momento, nuestros amigos cargan contra los enemigos, aunque se encuentran que la zona está rodeada por arenas movedizas, con lo que su movimiento se ve muy reducido. Tras un breve combate, consiguen acabar con los caprinos enemigos. La chica, tras ser liberada de sus ataduras por
Swanna les agradece mucho sus actos y se presenta como
Natuk, hija mayor de la
Matriarca del clan Anuuki. Tras descansar y explicar hacia donde se dirigen, ella se ofrece a servirles de guía hacia
Dorcan, Capital de los Chasind Septentrionales. Por el camino, les explica que su clan, los Anuuki, viven bastante más al sur, en las Llanuras de la Nieve Eterna, y que ella se encontraba de viaje hacia el norte, enviada por el consejo para averiguar algo sobre la Ruína y el estado de las defensas Fereldanas. Al cabo de poco tiempo, llegan a un pueblo Chasind, de casas redondas hechas de mimbre entrelazado y adobe donde Natuk entra a pedir cobijo para una noche para ella y sus acompañantes. Sus costumbres la obligan a que trace una linea en el suelo y que los
Nuumari (como llaman a los norteños) no puedan atravesarla hasta que les den permiso en el poblado. Tras una corta negociación, se les permite pasar la noche en la Casa Común de la aldea, una suerte de taberna donde no hay sillas ni mesas y la gente se sienta en pieles alrededor de varias hogueras.
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Natuk, Exploradora Anuuki |
Al cabo de un rato y mientras nuestros aventureros preferidos se encuentran descansando ven entrar a un grupo de unos 20 hombres armados y bastante malencarados. Según su lider dice a Natuk, son algunos de los guerreros de la aldea que vienen a cobrarse venganza por sus familiares muertos por los Nuumari en las tierras de nadie. Natuk, apelando al fuerte sentimiento de hospitalidad de su pueblo, les pide que abandonen esa idea. Tras una corta deliberación, piden resarcimiento por las muertes...¡en un combate con los puños con uno de ellos! Sindor, que estaba bastante intranquilo se ofrece a ello sin dudarlo. El golpe es sin armadura ni armas y nuestro buen hombre libre fereldano da una lección de boxeo al pobre Chasind, que, viendo perdida la pelea, se deshonra a si mismo e intenta atacarlo con una banqueta. El golpe es tremendo, pero no llega para tumbar a Sindor que con un "uno, dos" tumba sobre las pieles del suelo al bárbaro sin honor. Algunos compañeros del bárbaro (llamado Taluk por cierto) meten mano a sus armas y se preparan para combatir contra los extranjeros. La situación se vuelve muy tensa durante un segundo, aunque, de repente, entre ambos grupos aparecen un gigantesco OSO BLANCO que se pone en pie ante los Chasind obligándolos a deponer las armas. El oso blanco no es otro que Natuk, una montaraz del pueblo Anuuki que domina las sendas de la naturaleza. Los bárbaros se retiran en su mayoría, aunque algunos se quedan y beben con los extranjeros en su honor. Uno de ellos, el que parece ser un líder, le entrega a Sindor un hacha de doble filo de extraña factura como botín de conquista. Sindor le responde dándole la mano y entregándole su propia hacha a cambio. El extraño líder, sonríe y se marcha visiblemente contento.
Tras esa noche, nuestros amigos, acompañados de Natuk continúan camino hacia el sur. En Dorcan, capital de los
Mok´thari (una de las tribus dominantes de los Chasind de esta zona) se está celebrando una reunión de jefes de clan. Aunque hay muchas representantes de multitud de clanes, los dos más importantes son los Anuuki (representados por la Flemmeth Niktiku, madre de Natuk) y los Mok´thari (el clán más poderoso, similar a los mongoles, comandado por la Flemmeth Paliani). El resto de los clanes parecen decantarse entre uno y otro clan.
Tras la llegada de Natuk y su presentación ante el círculo, presenta a sus compañeros como Dat´nikku (nombre que reciben los guardias grises en aquellas lejanas tierras) y escuchan las palabras de su madre, la matriarca Niktiku, que defiende que deben esperar a ver que ocurre con la Ruína e incluso apoyar a los Nuumari (fereldanos) contra ella.
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Los Anuuki, además de un gran respeto por la naturaleza tienen grandes poderes |
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La
Flemmeth Paliani defiende, por el contrario, que deberían aprovechar que los Nuumari están débiles ahora que han sido atacados por la Ruína y cobrarse la deseada venganza de los Chasind desde tiempos inmemoriales, además, los Nuumari se encuentran solos y sin gobierno, ya que los Mok´thari tienen prisionero como esclavo a Lanniku (Piel dorada en su lengua) y diciendo esto, muestra un guatelete de la armadura del Rey Cailan. En este momento, las cosas se ponen tensas para el grupo que está a punto de cometer una locura. Pero en ese momento,
la Flemmeth Niktiku de los Anuuki pregunta a
Swanna que puede decir de sus compañeros, puesto que ella como mujer, goza de más credibilidad entre los Chasind que los hombres.
Swanna, la exploradora Avvar dice que aunque hace poco tiempo que los acompaña, ha visto que son hombres de honor y gente muy valiente que ha consagrado su vida a la lucha contra el mal y la Ruína.
Tras oír esto,
Flemmeth Niktiku habla diciendo que deben luchar definitivamente contra la Ruína y no escuchar las voces de venganza y recordar los tiempos en los que la Ruína atacó sus tierras comandada por la Flemmeth Shada y que si vencieron fué gracias al apoyo del Rey Cuervo y sus tropas Nuumari.
En ese momento, y tras oír eso,
Benethor se adelanta y desenvainando su espada y dice: "
Una vez más lucharemos juntos contra el mal, puesto que yo soy Dur´An Carno. Y soy el Rey Cuervo." Y diciendo esto, se desplegan dos grandes alas negras a su espalda, cosa que hace que muchos de los Chasind se postren ante el y otros (como la Flemmeth Niktiku y sus seguidores) desaparezcan del lugar a toda velocidad.
Se ponen las cosas mas interesantes por mometos y parece que el próximo viernes todo va a dar un giro importante.Caballeros vamos a la guerra.
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