Día IV. Sesión del 24 de septiembre de 2010
Pasada la noche en el "castillo" decidimos partir rumbo a Wintin, aunque convencemos al Arl Dawyn que no es necesaria su presencia, ante la amenaza de ataque por parte de "Dorkin el Embaucador" lo mejor es que se quede por si acaso tal amenaza se cumple. Seremos nosotros los que partamos hacia allí y de informarle llegado el caso si es cierto eso de que algo extraño sucede por aquella tierra.
Benethor no ha pasado buena noche, ha sufrido ciertas pesadillas, pero por lo demás partimos sin más dilación, si la diosa fortuna nos acompaña nuestra llegada estaría prevista a las 18:00 de hoy. Vamos provistos de caballos y bien pertrechados, el ritmo es bueno y nada parece romper nuestra tranquila marcha hasta eso del mediodía, cuando decidimos hacer un alto en el camino para descansar nuestras castigadas posaderas, avituallar nuestras monturas y tomar un refrigerio en un día aparentemente apacible. Rédön-dêl se da una vuelta por los alrededores en busca de algo significativo pero nada le llama la atención, todo parece relativamente normal, es Loras el que descubre a una blanca lechuza contemplando nuestro provisional lugar de acampada, aunque inmediatamente alza el vuelo y desaparece entre la frondosidad del bosque que nos rodea.
Recogemos todo y seguimos camino, por el momento todo va bien hasta que Sindor y Rédön-dêl ven a un lado del camino un bulto inerte, el grupo se dirige hacia allí para investigar mientras el elfo da un breve rodeo rastreando la zona, localiza el lugar del ataque y desde donde surgió la bestia que mató al hombre que yace en aquel pequeño descampado. Por su aspecto putrefacto lleva varios días a merced de los elementos pero lo que nos extraña es que si fue el ataque de un animal la víctima no haya sido devorada, no sacamos nada más en limpio así que lo enterramos y seguimos camino.
Con el discurrir del tiempo llegamos a una encrucijada y decidimos proseguir por lo que parece el camino principal hacia Wintin, pero éste nos lleva a un puente de madera destruído, imposible cruzar por aquí aunque antes de irnos Loras y Kristonis estudian el puente y concluyen que una poderosa magia "prohibida" puede haber sido la causa de la rotura del paso.
No podemos perder mucho más tiempo así que volvemos sobre nuestros pasos hasta la encrucijada y cogemos el camino que nos lleva a "Wintin Este" como reza en el indicador, todo parece tranquilo, descendemos hasta casi la altura del río y llegamos a un pequeño puente de piedra, al cruzarlo Rédön-dêl activa lo que parece una antigua runa y detiene la marcha pero es Berethor el que le insta a continuar y no quedarse en un punto tan expuesto, al iniciar el ascenso comprendemos que ha sucedido. Ante nuestros sorprendidos ojos se forma con las piedras de la pared rocosa un elemental de piedra, la misma runa del puente brilla en su pecho y sin darnos tiempo a reaccionar nos golpea con una "lluvia" de piedras que derriba a medio grupo y espanta a casi todos los caballos. Berethor toma la iniciativa, ya no hay vuelta atrás, y se dirige por el flanco izquierdo, pegado a la pared del camino para evitar una inesperada caída al río, Sindor ataca su flanco derecho, Rédôn-dël usa su nuevo arco corto de Ferrocorteza y Kritonis y Loras despliegan desde la retaguardia sus arcanos poderes. La criatura es dura pero acaba cediendo y es destruída sin lamentar bajas, sí algunos tocados pero nada de gravedad. Regresamos a por nuestras monturas y finalmente llegamos a Wintin ya caída la noche.
He aquí un Bereskarn a.k.a "Oso Mierda" |
El pueblo o villa permanece en un sepulcral silencio, ni una luz ilumina nuestra llegada, como bien nos habían informado no parece estar habitada, tras una breve discusión decidimos dirigirnos a una posada, Rédön-dêl en un primer vistazo descubre una luz que parece salir desde una de las ventanas de lo que podría ser la posada y hasta allí se dirige pero no ve nada ni a nadie, un par de velas encendidas, así que deducimos que sí tiene que haber alguien por allí, investigamos el piso superior pero no hallamos nada pero cuando le damos un repaso al inferior al abrir la despensa descubrimos a un personaje bastante anciano y borracho (es Paco Rabal en Dagon) echado sobre unos sacos rumiando unas palabras, es Mirkvin, quien sorprendido por nuestra llegada nos cuenta (entre improperios, eructos y desvaríos alcohólicos) que todos los lugareños han ido desapareciendo desde la llegada del nuevo sacerdote de La Capilla, todos parecen haberse dirigido al templo que se erige a las afueras privados de su voluntad. Mientras hablamos con él sentimos un ¿gong? en la distancia, como una gota que cae en un estanque de aguas tranquilas, y todos sentimos algo perturbador pero solo Sindor parece caer en su "embrujo", intentando dirigirse hacia fuera del refugio improvisado en la bodega de la posada con los ojos en blanco mientras balbucea: -tengo que ir!- en 0.2 segundos están sobre él Berethor y Loras sujetándolo mientras Rédön-dêl lo despierta con un delicioso cubo de vino de Wintin. Ahora ya nos hacemos una idea de lo que ha pasado en el pueblo.
En ese instante escuchamos en el exterior de la posada un poderoso rugido, el "oso mierda" (en realidad un Bereskarn debilucho) merodea por las cercanías y nos ha escuchado así que de nuevo Berethor toma la iniciativa y sale a su encuentro, Sindor tampoco lo duda, está "aturdido", empapado y cabreado por lo sucedido así que dirige toda su ira contra el descomunal plantígrado que allí hace acto de presencia. Parece poseído por fuerzas malígnas pero a pesar de su colosal tamaño y fiereza no tarda mucho en ser abatido por nuestros múltiples ataques. Su cuerpo se desvanece ante nosotros y nada queda de él, nos miramos extrañados y comprendemos que nuestro verdadero rival nos espera a las afueras de la ciudad, ya sabe que estamos aquí y solo deseamos que no sea demasiado tarde para las gentes de este lugar.